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sábado, 27 de febrero de 2010

DIE LOVECRAFT CAPÍTULO 4

-Bien, necesito a alguien que le explique a Kim quiénes somos. Y qué hacemos... parcialmente.-Empezó a hablar Agnes, cuando todos callaron.

-Yo mismo-Dijo Edmitz, poniéndose en pie. Agnes se sentó.

-Nosotros somos Lovecraft, un grupo de gente diferente a los demás, y mejores. Empezamos a juntarnos hace tiempo, huyendo de los que son distintos, y lo que hacemos es buscar a gente como nosotros. Para saber si son de los nuestros, les hacemos una prueba, a la que tú te sometrás hoy.

-¿Y si no la paso?

-En primer lugar, eres nueva, y no puedes hablar sin que se te dé permiso. Y si no la pasas, morirás. Ahora, nos vamos. Hay que prepararse para esta noche.

Kim se quedó en su sitio, inmovíl. Mela se acercó a ella.

-No te preocupes, Agnes elige con cuidado, no trae aquí a cualquiera.

-Pero... ¿y si no la paso? Además, tengo un montón de preguntas.

-Aquí se resuelve todo a su tiempo. Las dudas, las preguntas... se irán disolviendo de tu cabeza, poco a poco.

-Ah. ¿Y a dónde voy ahora?

-Tienes una pregunta para Agnes. Ve a verla.

Kim iba a preguntarle cómo lo sabía, pero recordó la lección de hoy: todo a su tiempo.

Salió de allí y fue a buscar a Agnes. La encontró en su habitación.

-Agnes, creo que,-Agnes se giró y la miró, sólo a los ojos, sin parpadear. Tenía la respuesta.

-Edmitz y Colwest. Creo que ya los conoces a todos.

-Así es.

-Veo que no preguntas cómo lo he sabido. O bien alguien te ha adivinado algo ya, o bien has aprendido la lección.

-Las dos cosas. Pero no necesito que te diga quién fue.

-sí lo necesito. Nuestras mentes están protegidas, no nos las podemos leer entre nosotros. Además, nos basta con mirarnos para saber lo que nos pasa. Nos conocemos tan bien...

-Entiendo. Pero, cambiando de tema, la verdad es qué no sé si quiero unirme a vosotros.

-Nadie quiere al principio. Pero no hay vuelta atrás. Además, piénsalo bien, ¿No es lo mejor? ¿No quieres ser como nosotros? ¿Quieres ser como los demás, que se cree que valen algo, piensan que son poderosos, y presumen de ello, cuando en realidad no lo son? Hay algo que sí somos todos: todos somos ambiciosos. La diferencia está en que nosotros siempre conseguimos lo que queremos, y ellos no. Dime ahora, ¿qué es mejor?

-Ser... ser como vosotros.

-Exacto.

-Ahora... ¿Qué debo hacer?

-Esperar. Puedes quedarte en tu habitación, dar un paseo, ir a la biblioteca... eso sí: no puedes ir a las habitaciones que no te he mostrado, ni al lado oeste de la biblioteca.

-De acuerdo.

-Cuando sea el momento, te buscaré.

Kim salió del cuarto y empezó a caminar. Se cruzó con Karstic, Observó su ropa. Todos los chicos vestían igual, con una especie de chaquetón que por detrás les llegaba hasta algo más abajo de las rodillas, por delante, sin embargo, la chaqueta sólo les llegaba hasta la cintura. Siempre la llevaban abrochada por unos botones minúsculos. Tenían pantalones negros y botas negras. Las chicas vestían igual también.

Salió fuera. Debían de ser las siete.

Miró el árbol. Era inmenso, y capaz de resistir aquella especie de torre. Se preguntó si sería así de resistente de forma natural. Seguro que no.

Eran ya bien entradas las diez cuando entró en el comedor. Colwest también estaba allí.

-No puedes comer.

-¿Por qué? tengo hambre...

-Porque faltan menos de dos horas para tu iniciación. Por eso.

-¿Y cuando podré comer?

-Después, en la fiesta que daremos, si pasas la prueba. Si no... no te hará falta comer nunca más.

Colwest, se fue, y Kim se quedó pensativa. Quería ser poderosa, pero... la muerte era un precio demasiado alto.

Agnes encontró a Kim en la biblioteca, leyendo. Parecía nerviosa.

-Kim, ya es la hora.

Kim se levantó, temblando. Dejó el libro en su sitio, y siguió a Agnes.

Salieron del árbol. y Kim vio a todos en círculo, mirándola.Agnes se unió a ellos.

-Vamos a decirte lo que tienes que hacer: es fácil. Aguantarás el dolor del recuerdo, de todos tus sueños rotos, de aquello que te hizo venir hasta aquí, mientras te sometes a castigo físico. Sólo si aguantas eso, podrás ser de los nuestros.

Llevaron a Kim al círculo. Se sentó de rodillas, y Mica se puso delante de ella. Alzó su cara, para conseguir transmitirle imágines de sus más dolorosos momentos. Mica se retiró a los pocos minutos, y se unió de nuevo a sus compañeros, y empezaron a lanzarle hechizos.

Kim ni siquiera podía gritar. Permanecía inmovíl, estaba totalmente paralizada. No sabía si porque la habían paralizado o si no podía moverse del dolor y el miedo que sentía.

Intentaba desviar la vista de aquella película macabra que se proyectaba únicamente para ella.Pero ya no había bosque. No veía otra cosa que aquellas imágines. Cada vez que le hacían daño, se convencía más de que eso era lo mejor. Al principio, se negó a creerlo, pero con cada golpe que recibía perdía toda su voluntad. Alzó su cabeza, y supo que si podía levantarla era porque todo había acabado. Los miró a todos. Sonrió, y se dejó caer.

-Mela, Belith, llevadla a su habitación. Despertará mañana, por la noche. A la hora de su bienvenida.

Se la llevaron, la depositaron en la cama y le limpiaron la ropa. Ni siquiera tuvieron que quitárselas; con la magia lo arreglaban todo.

Se fueron a dormir, en la noche más corta desde la entrada de Mela. Siempre que iniciaban a alguien apenas dormían, puesto que acababan cuando la luna llevaba mucho despierta, y se levantaban incluso antes que el sol.


fin del capítulo cuatro... tengo para poner hasta el siete, pero tal vez lo haga más tarde o mañana, ahora no tengo clase hasta el miércoles, así que tengo tiempo. Por favor, comentenme que les parece mi historia.

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